jueves, 30 de septiembre de 2010

Que no me faltes tú

Grupo: Vinodelfin
Local: Matisse (Valencia)
Fecha: sábado 25 de septiembre de 2010
Concierto de despedida de la gira de presentación de “Seres únicos

Que no me faltes tú

He tenido que echar mano de calendario para dar bien la fecha: un 17 de noviembre de 2006, Vinodelfin presentaba en Valencia su primer disco “Perfecto en la locura” haciendo doblete, a la hora de la merienda en el forum de la Fnac y por la noche en la sala Mogambo, compartiendo cartel con Alado Sincera y Bisiesta

Ha llovido desde entonces. Por no cansarles con retazos biográficos que no vienen al caso, a ese disco le siguió otro al que el grupo dio el nombre de "Seres únicos", segundo en su carrera. En su gira de presentación recorrieron buena parte de la geografía española, Valencia incluida. Esa gira toca a su fin y la banda no quiere encerrarse de nuevo en el local de ensayo a preparar el que será su tercer disco, sin antes recalar en las capitales donde mejor han sido tratados. Valencia ha tenido esa consideración. Digo yo si no será, además de por lo dicho, entiéndaseme bien, por recompensar a nuestra ciudad por habernos dejado con la miel en los labios en la edición del pasado "Come on! Festival" en el que la banda debía participar y que problemas de logística obligaron a que no fuera así.

Lo cierto y verdad es que el pasado sábado 15 de septiembre, Vinodelfin, volvían a Valencia para tocar en la Matisse, sin grupo telonero y con hora temprana de inicio. Tuvimos el enorme placer de poder hablar telefónicamente con Marcos, guitarrista, cantante y principal compositor de la banda barcelonesa, y supimos que había en estos últimos conciertos de la gira un punto y seguido en la trayectoria de la banda, una necesidad de encontrar una nueva senda a mitad camino de la intención y el resultado de los dos anteriores discos. Pero, como diría Morcillo, no adelantemos acontecimientos.

El concierto comenzó con "El abismo", canción perteneciente a su primer disco "Perfecto en la locura" y pieza sonora con la que Vinodelfin ha alcanzado la cima en la excelencia compositiva; canciones del "Seres únicos" llegan a rozar su altura sin superarla. Pudimos oír una versión adaptada al directo que, al menos a este que les habla, le resultó enormemente significativa, y me explico. Por intensa y emocionante que sea una composición, su escucha reiterada, cansa. Vinodelfin lleva ya años intercalando en sus directos canciones de su primer disco; tienen dos, no puede ser de otra forma. ¿Qué solución les queda? Reinventar las canciones; darles un enfoque algo diferente que consiga que aflore la pasión con la que se interpreta un tema "nuevo", sentir que no están interpretando una y otra vez la misma canción. Es la única forma de tocar las canciones que el público quiere oír, sin ellos cansarse --o cansarse menos-- de repetir una y otra vez un repertorio en el que se sienten ya algo constreñidos.

Releo lo escrito y da la impresión de que la banda mostró alguna suerte de aburrimiento sobre el escenario: nada más lejos de la realidad. Siguen transmitiendo el mismo sentimiento, la misma intensidad de los primeros conciertos. Nuestras conclusiones salen de lo hablado durante la entrevista con Marcos y a pie de escenario, una vez finalizado el concierto: está por llegar el día en el que en un directo de Vinodelfin asome el tedio o la dejadez por algún rincón. Lo que queremos todos sus fans es que eso no ocurra: es por ello por lo que la banda cierra la gira y se encierra de nuevo en el local para componer los temas del que será su tercer disco. Acertada decisión, a fe de quien esto firma.

Ha quedado dicho: lo que siguió a “El Abismo” fue un casi completo recorrido por las canciones de los dos discos de la banda. Un Marcos especialmente locuaz, tuvo que vérselas con los problemas técnicos que jalonaron casi toda la segunda mitad del concierto y que combatió a base de monólogos al mas puro estilo "El Club de la Comedia". Sobrevenidos pasajes instrumentales que el público entregado rellenó cuando Marcos lo pedía se juntaron a otros en los que sin que mediara intención por parte del cantante así solucionó el respetable de forma totalmente natural y espontánea. No pasó de la anécdota ya que el repertorio no se resintió en momento alguno si no tenemos en cuenta los bises que, con tanto protocolo establecido, no sabe ya uno si fueron los que la banda traía preparados o si añadió algo que no estaba en el guión.

Una noche de marcado carácter poético con súplicas e invitaciones a hacer de este mundo un lugar más habitable, transmitidas entre las líneas del pentagrama donde Vinodelfin ordenan las siete notas para hacer de esta arenga un vehículo amable cuando menos, seductor casi siempre. Mimo en unos textos, tejidos con el tan universal como temido lenguaje de los sentimientos, y todo ello perfectamente acomodado en cuadros sonoros de impecable y virtuosa ejecución. Confiemos en que nada de esto cambie, y Vinodelfin salga del local del ensayo o del estudio con nuevas dosis de esperanza e ilusión convertidas en canción. El reto es grande, pero a ello nos han acostumbrado. Ganas tenemos, oiga.

Fdo. Javier Pérez Montes
El Club de Amigos del Crimen. RADIO KLARA.